Los lectores del nuevo número de la revista “Turia”, que se comienza a distribuir a finales de este mes de junio, podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con protagonistas inolvidables: Antonio Colinas, uno de los poetas mas carismáticos y de más sólida trayectoria de la literatura española contemporánea y la filóloga y escritora Irene Vallejo, una de las autoras del momento debido al arrollador éxito de su libro sobre libros “El infinito en un junco”.
Se trata de dos conversaciones exclusivas en la revista cultural del Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, que permiten no solo conocerlos mejor sino descubrir sus opiniones sobre un amplio repertorio de temas de interés. Ambos son, por encima de todo, autores de una obra de marcada originalidad y relevancia en sus respectivos ámbitos.
Fiel a la fusión entre la experiencia de vivir y la experiencia de escribir, entre poesía y vida, la obra del leonés Antonio Colinas no se podría explicar sin sus largas estancias en aquellos lugares que han marcado su trayectoria y con los que ha mantenido una relación intensa tanto a nivel personal como creativo: Córdoba, Madrid, Milán, Ibiza o Salamanca. Si tenemos en cuenta que sus primeros libros publicados datan de 1967, puede afirmarse que son casi ya 55 años de poesía vivida y vida ensoñada. Una brillante y fecunda labor que se ha extendido también a los campos del ensayo, la traducción y la crítica literaria.
Por su parte, la autora aragonesa Irene Vallejo ha sido capaz de obrar el milagro de convertir un libro de ensayo y de calidad indiscutible, predestinado en principio a un público lector minoritario, en un fenómeno de multitudes. Y es que hay libros que pueden cambiar una vida. Bien lo sabe Irene Vallejo, para quien la escritura y publicación en Siruela de “El infinito en un junco” ha llegado como un tsunami y revolucionado su cotidianidad, como solo suele suceder cuando el éxito arrollador viene acompañado por la sorpresa.
Antonio Colinas e Irene Vallejo son, sin duda, dos personalidades muy atractivas y su opinión nos enriquece a la hora de interpretar este tiempo tan difícil y complejo que vivimos. En “Turia” hablan con absoluta libertad y franqueza de sus respectivas obras e itinerarios vitales. Y, sobre todo, con sus respuestas se ocupan también de abordar diversas cuestiones que nos afectan o interpelan.
Además, entre otros contenidos relevantes, el nuevo número de “Turia” invita a leer de nuevo a Francisco Umbral, uno de los escritores y columnistas españoles más originales y populares de las últimas décadas del siglo pasado y primeros años del siglo XXI. Así, además de un excelente artículo panorámico sobre su vida y obra, “La escritura perpetua de Francisco Umbral”, elaborado por Manuel Llorente, actual redactor jefe de cultura del periódico “El Mundo”, la revista rescata tres textos de Umbral fechados en 1968 que titula “El dólar, la democracia y todo lo demás” y en los que ya se aprecia su inimitable y brillante estilo.
Antonio Colinas
En la entrevista que “Turia” publica con el escritor Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946), éste defiende el verso libre: “El poema va unido a una musicalidad que procede del ritmo. A un poema le podemos quitar la medida, la rima, incluso la imagen, pero no el ritmo porque, en tal caso, sería prosa cortada en trozos. Lo que distingue a esa prosa cortada de un poema es el ritmo, que yo consigo en parte a través de cierta medida -heptasílabos, endecasílabos, alejandrinos-, siempre desde la libertad, y sobre todo a través de la música de las palabras”.
Reconoce Antonio Colinas que “el poeta trabaja con lo que desconoce” y que “todos llevamos un depósito de abismo y de sombra dentro. En Cioran había siempre una parte torturada, era una conciencia en carne viva. En cambio, con María Zambrano tuvo conexión, siendo dos mundos tan distantes: en ella hay una plenitud que viene de San Juan y de la mística heterodoxa de Miguel de Molinos, sobre el que pensó hacer la tesis. Cuando estuvo en Roma fue a la iglesia ortodoxa rusa y se encontró con el cristianismo bizantino, es decir, con Oriente”.
Afirma Colinas que “el poema ideal es aquel en el que el poeta siente y piensa en la misma medida”. También que “leer y recitar produce consuelo”. Está convencido, asimismo que “el misterio es un concepto muy unido a la poesía. El alma del poeta se orienta hacia él, dijo Machado. Pensemos igualmente en la definición de Saint-John Perse: “Poesía es profundización en el misterio de la vida”. El poeta trabaja con lo que desconoce, que es mucho. Por eso la gran poesía es de hallazgos”. De hecho, ahí está el poeta como visionario: “eso es, el misterio va de la mano de la reflexión, no levanta una pared con ella”.
No duda Colinas, en la conversación con el periodista y también poeta Fernando del Val, que “lo sagrado es una presencia que está en el origen de los tiempos”. De ahí que “mi interés por el budismo, el taoísmo y la poesía china está desde el inicio”. Y, alineándose con su admirada María Zambrano, subrayará la importancia del viaje interior: “ir al centro de uno para encontrar la paz”.
Irene Vallejo
La filóloga clásica y escritora Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) es, por derecho propio, uno de los nombres más destacados de las letras españolas de nuestros días gracias al éxito indiscutible de su libro “El infinito en un junco”, Premio Nacional de Ensayo 2020, entre otros muchos galardones y reconocimientos. Editada por una editorial de prestigio como Siruela, la última obra de Irene Vallejo cautiva a los lectores y transmite la fascinación por las bibliotecas, por las primeras y por las actuales, por el libro como tesoro. No en vano cree que “los libros son una forma especial de estar en el mundo”.
En la conversación exclusiva que “Turia” publica con la periodista cultural Angélica Tanarro, Irene Vallejo reconoce que “El mundo antiguo tiene todavía muchas cosas que decirnos”. También se habla de la necesidad de cultivar las Humanidades y de reclamar su importancia: “estamos invadidos en la educación y en la vida en general por un pragmatismo mal entendido”.
Confiesa la autora que la idea de “El infinito en un junco” fue del filósofo Rafael Argullol y que su deseo era que el libro resultase tan apasionante de leer como una novela. También asegura que su modelo es el ensayo anglosajón (“Mary Beard ha sido una inspiración”) y que, por su propia experiencia personal, ha comprobado hasta qué punto “el arte proporciona un apoyo enorme en las circunstancias más duras de la vida”.
Además, Irene Vallejo confirma que se está dando una relectura femenina/feminista de la Antigüedad: “Hay muchas autoras que desde distintos géneros estamos volviendo otra vez a los clásicos para dar otras versiones de los mismos mitos desde otros ángulos”.
Asegura, por último, que es una escritora lenta y que siempre ha sentido que “estoy trabajando para encontrar esa conversación entre la memoria y el presente”. No sabe si estamos al final o al principio de una época: “Está claro que hay un mundo que lleva años terminando, desde antes de la caída de las Torres Gemelas, si me apura, desde mediados del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial… Cada uno ponga la fecha que quiera. Pero, desde luego, en los últimos diez o quince años, el cambio se ha acelerado”.
Francisco Umbral
Pocos nombres propios más reveladores que el de Francisco Umbral si queremos explicar la literatura y el columnismo periodístico de las últimas décadas en España. De ahí que la revista cultural del Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel 4ealice en su nuevo número una oportuna y completa aproximación a Umbral a través de un excelente texto elaborado por Manuel Llorente. Bajo el título de “La escritura perpetua de Francisco Umbral”, se nos dan las claves del personaje y la obra: “Pese a que a partir de la mitad de los años 70 Francisco Umbral fue un escritor popular, siempre fue solitario. Se sintió solo. Se abrigó del frío de ser hijo único de mujer soltera con el murmullo de las tertulias del Café Gijón y escribió tantos artículos y novelas para entender al hombre y a sí mismo. Se acompañó de la Olivetti para ir edificando un mundo repleto de nombres, de citas, de libros, suyos y ajenos, para amueblar una casa donde cupiera su madre, la ausencia del padre y la orfandad que sintió en Valladolid”.
Por otra parte, la revista ofrece a los lectores la ocasión de redescubrir tres interesantes artículos suyos publicados originalmente en 1968 y nunca editados de nuevo y que hemos titulado “El dólar, la democracia y todo lo demás”. Un rescate que ha corrido a cargo del escritor Manuel Neila, que aclara en “Turia” el origen y características de estos textos que se publicaron en el semanario “El Español” fechados en 1968: “El dólar, mito agujereado”, “Democracia show” y “Democracia death”. El primero refiere la incierta metamorfosis del dólar, que pasa de ser “aquella hermosa moneda de oro que servía para invitar a todo el salón”, a convertirse en “un pobre papel arrugado que vive del pesimismo, la inversión, el sablazo, la codicia y el miedo”. Los dos artículos siguientes ponen al descubierto lo que sucede cuando “el sistema tenido por más racional” se resuelve “mediante un expediente meramente emocional”, vale decir, cuando la democracia se convierte en un show, a partir del momento en que cualquier propuesta de progreso, de democracia, de justicia, “como la que encabezaban los Kennedy o Martin Lutero King”, termina por ser silenciada bajo el estruendo y la furia de las armas.
“Turia” es, con 38 años de trayectoria y periodicidad cuatrimestral, una de las publicaciones culturales españolas más consolidadas y reconocidas, por cuya labor obtuvo el Premio Nacional al Fomento de la Lectura. Desde hace un más de lustro, además de su edición en papel, la revista tiene una versión digital a través de una atractiva web y posee una página en Facebook que está obteniendo una muy favorable acogida. Editada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, “Turia” cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Además, en esta ocasión la revista ha contado con el apoyo de la Junta de Castilla y León.