Tomarse un tiempo para notar lo que vemos, para sentir el aire, las hojas o escuchar el viento es una práctica ancentral que hoy se ha convertido casi en lujo.
Descubrir Cabra de Mora es volver a encontrarse con ese mundo interior que sin saberlo hemos ido callando en nuestro frenético día a día. Aquí, nos enseñan que no es necesario poseer sino sentir, el vivir frente al tener.
Abrazar la naturaleza es algo sencillo y cotidiano en Cabra. Sólo hace falta adentrarse por los caminos y senderos que la rodean y dejarse cautivar por su encanto natural como han hecho Enrique y Marisa, Santiago, Nuria o Antonio.
Para todos ellos, Cabra representa otra forma de vida: la recuperación de sus raíces, de lo genuino, de lo auténtico. Una vuelta a lo verdaderamente importante