Es este un día en que se pone en valor no sólo una vocación de servicio hacia la humanidad, sino un reconocimiento a las personas que trabajan bajo los principios del imperativo humanitario.
Entregan tiempo y dedicación a un proyecto que garantiza estabilidad y unas condiciones de vida dignas para las comunidades, en aquellos escenarios afectados por las crisis prolongadas, los conflictos y los desastres naturales.
Cruz Roja dispone de 106 delegados/as desplegados en el por todo el mundo, habiendo atendido a 8.150.000personas en 278 proyectos. Siendo África una de las regiones más afectadas a nivel global, con 146 millones de personas que sufren inseguridad alimentaria y donde se observan unos niveles de exclusión desproporcionados, la cooperación juega un rol fundamental a la hora de aliviar el sufrimiento y acercar nuevas oportunidades a las personas, para poder garantizar su protección.
Testimonios como el de Arnau Rovira, delegado de gestión de la información en Palestina en Cruz Roja nos comenta: “Ser delegado de Cruz Roja Española es un privilegio. Ser cooperante significa trabajar en contextos como el de Palestina y poder apoyar a la Sociedad Nacional, que es la Media Luna Roja Palestina, para hacer frente a los retos que tiene en Gaza y Cisjordania. Es la posibilidad de aunar esfuerzos, capacitar en la medida de lo posible y acompañar. Desde Cruz Roja Española ayudamos a través de nuestros conocimientos técnicos a fortalecer las capacidades de la sociedad”,afirma.
Por su parte, Carlos Arenas vive en El Salvador desde hace tres años. Es el coordinador de la delegación de Cruz Roja en el país. El proyecto de la Organización española en el país de Centroamérica se dirige hacia la prevención de la violencia, la atención a víctimas, la migración y en fomentar la empleabilidad para personas con discapacidad. “Centroamérica es una de las regiones más violentas del mundo. El trabajo que hace Cruz Roja Española es proporcionar atención psicosocial a las personas que han sido víctimas de la violencia. Luego les proporcionamos otros servicios de protección y aquellas personas que quieren las enlazamos con servicios de empleabilidad para que puedan reconstruir su plan de vida”, explica Carlos.
Estos son los testimonios de la nueva generación de cooperantes que han ido asumiendo nuevos retos y amenazas, en un mundo cada vez más conectado. La cooperación ha crecido, se ha fortalecido estableciendo una la relación directa entre la acción humanitaria, la implementación de la paz y el proceso de desarrollo, en el marco del cumplimiento de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario; creando unos mecanismos de coordinación eficaces como claves para ofrecer una asistencia de calidad.
Por ello, hoy rendimos tributo a quienes entregaron su vida por los demás, a aquellos/as que siguen a diario enfrentándose con la dureza de la vida e invitando a las nuevas generaciones a ser parte de un gran proyecto humano para mejorar la vida de las personas, en el que sean los valores humanitarios los que muevan el modelo de prosperidad.