La trufa negra o tuber melanosporum es una joya gastronómica de la que Teruel y más concretamente la comarca de Gúdar-Javalambre es la mayor productora mundial; esta delicatessen se obtiene mediante el cultivo de árboles cuyas raíces han sido previamente micorrizadas con el hongo en cuestión. Entre sus peculiaridades: no se puede cultivar en cualquier clima ni en cualquier suelo ni sirve cualquier especie de árbol-huésped, y para su recolección se hace necesario el uso de perros concienzudamente entrenados en la búsqueda de los frutos enterrados. Desde luego no es un cultivo sencillo ni barato -los árboles micorrizados son caros, necesitan un sistema de riego, se hace imprescindible el vallado perimetral de la finca por seguridad y desde el momento de la plantación pueden pasar diez años hasta que se empiezan a recolectar las trufas-. Por ello, por su singularidad, por su potencial y por su importancia en nuestra provincia, la producción de trufa negra debe de ponerse en valor y el sector debe encontrar más apoyo en las instituciones.
Hace escasos días comenzaban por fin las obras de creación del Centro de Interpretación de la Trufa Negra de Sarrión. La inversión que lo va a hacer posible nació de una enmienda de Ciudadanos a los Presupuestos Generales del Estado en 2018, gracias a la cual se comprometieron 610.000 euros para este fin. Ahora que se empieza a materializar, se hace necesario comentar, o mejor dicho, demandar dos cuestiones relativas a la gestión del futuro Centro.
Por una parte, hay que señalar que en la iniciativa que propició la enmienda para su construcción, se concebía este Centro de Interpretación como un ente que fuese capaz de aportar valor añadido, aprovechando la relevancia del cultivo de trufa negra, no solo a Sarrión sino a la Comarca de Gúdar-Javalambre y a la provincia de Teruel. La afluencia de público que se espera una vez que abra el centro supera las 20.000 personas al año y evidentemente la mayoría de estos visitantes aprovecharán para recorrer la comarca y la provincia. En consonancia con ello, en la planificación y diseño del funcionamiento del Centro se debería valorar una programación de actividades y contenidos geográficamente abierta, deslocalizada en la medida de lo posible a otros puntos de la comarca y ofreciendo información sobre el cultivo en el conjunto provincial.
En segundo lugar, para aprovechar al máximo esta inversión y la oportunidad que brinda, no debemos conformarnos con la construcción de un espacio meramente museístico que se limite a facilitar información a los visitantes, sino que será necesaria la dotación de un presupuesto anual suficiente que permita el desarrollo de actividades formativas, celebración de encuentros y congresos y apertura de líneas de investigación sobre el cultivo de la trufa negra, ofreciendo información, soporte y medios a los productores y comercializadores de la provincia.
Ciudadanos apostó por la creación de este centro porque constituye una excelente oportunidad para que Teruel saque más partido de uno de sus baluartes gastronómicos atrayendo visitantes, potenciando la actividad económica ligada al cultivo de trufa negra y convirtiéndose en centro de referencia para productores, comercializadores, consumidores e investigadores. Esperemos que tanto la Diputación de Teruel como el Gobierno de Aragón sepan ver la oportunidad y se impliquen y apoyen en todo lo necesario para que esta inversión inicial asiente los cimientos de un éxito para la provincia.