¿Qué pasará con las personas sin techo de nuestra ciudad una vez que acabe la alarma por la pandemia del Covid 19?, artículo de opinión de Gonzalo Ruiz, miembro de Espacio Municipalista por Teruel

Como voluntario de Cáritas en el Hogar con Corazón quiero reseñar en primer lugar lo importante que ha sido que a fecha 1 de abril, dicha ONG se haya hecho cargo de la gestión del Albergue Municipal de Transeúntes, circunstancia que ha facilitado la solución adoptada, imposible de haberse realizado con la empresa anterior. Darles servicio durante las 24 horas todos los días de la semana solo ha sido posible gracias al esfuerzo personal de las trabajadoras y trabajadores de Cáritas, a los que desde aquí va todo mi reconocimiento y admiración. Las y los voluntarios en este estado de alarma hemos dejado de asistir pues Cáritas no ha querido poner en peligro nuestra salud, la mayoría somos mayores de 60 años.

Al igual que el Director de Cáritas, pienso que el mayor problema llegará cuando acabe el estado de alarma, que de ir todo bien señala el final de junio como vuelta a la normalidad. Con las normas aplicables al Albergue, los usuarios actuales no podrán seguir utilizándolo, volviendo a su situación anterior, buscándose la vida como puedan y durmiendo en los cajeros de nuestra ciudad.

De los 11 usuarios confinados en el Albergue, algunos de ellos intentarán buscar trabajo en la fruta o en la construcción, pero van a quedar de cinco a seis personas que el Ayuntamiento de Teruel debería buscarles una solución habitacional. No pueden ni deben volver a su situación anterior. El Albergue Municipal en contadas ocasiones ha visto ocupadas sus 10 plazas por lo que se debería tomar la decisión de que permanecieran en él hasta que los recursos públicos disponibles -IAI, ayudas de urgencia, incorporación al mundo laboral…- les diera la oportunidad de poder cambiar de estilo de vida. Por supuesto deberían renunciar a pedir por las calles y es posible que alguno de ellos no acepten esta propuesta, pero no sería porque las distintas instituciones no lo hubiesen intentado.

Esta solución requerirá posiblemente de mayor gasto pues nos podemos encontrar que en algún momento puntual el albergue pudiera estar completo, pero como se ha hecho en otras ocasiones se podrían derivar a establecimientos hosteleros de la ciudad, en el caso de que fuese necesario.

Reseñar que haría falta un aumento en el voluntariado de Cáritas para que el Hogar con Corazón permaneciera abierto todos los días de la semana una vez que acabe el estado de alarma, siendo el complemento idóneo al Albergue Muncipal. Antes de la pandemia abría de lunes a viernes siempre que no fuese festivo. O lo que sería mejor solución.  La contratación de una persona que atendiese el Hogar de lunes a viernes y los festivos, fines de semana y periodos de vacaciones o enfermedad de la persona contratada, fuese atendido por el voluntariado. El aumento de las partidas municipales para Servicios Sociales debería permitir esta mejora del servicio.


Por último y dada mi sensibilidad hacia los animales, ningún transeúnte con perro debería tener como única opción el dormir en un cajero automático. Cuando ocurra esta circunstancia, los Servicios Sociales Municipales deberían facilitarle alojamiento en alguna de las pensiones que aceptan la presencia de perros. Por desgracia, Cáritas no contempló esta opción en su pliego de condiciones cuando optó al contrato del servicio.