La mentira es la afirmación que realiza una persona a sabiendas de que lo que indica no es verdad. En contraste con ello, la difamación es la declaración falsa que se manifiesta en público sobre una persona, en contra de su trabajo, honor o buen nombre. Y, por el contrario, la información veraz es el conjunto de datos estudiados de forma profunda, que concluyen en un mensaje fidedigno y que permite aumentar el conocimiento de las personas que lo reciben para poder forjar su propia opinión.
Me he sentido en la obligación de tener que fijar esos conceptos en el inicio de estas líneas que publico en este medio de comunicación para situar al lector, aunque soy consciente de que son conceptos plenamente asentados entre la ciudadanía. Pero mejor así, con las cartas sobre la mesa, para poder exponer mi argumentación sobre algunos hechos que lamentablemente son de actualidad.
En todos los años que he ejercido labores políticas, desde una u otra responsabilidad, he considerado que la mejor manera de combatir la mentira es a través de la sinceridad, basada primero en el conocimiento y después en su comunicación a los vecinos. De esta manera y no de otra se puede alcanzar la verdad contrastada como herramienta no solo de justicia, sino también, muy a mi pesar, de defensa personal.
Durante las últimas semanas, y como consecuencia de las intenciones de instalar hasta once aerogeneradores en Orihuela del Tremedal, he dedicado mucho esfuerzo en intentar conocer los detalles del proyecto del que nada supimos hasta su publicación en el Boletín Oficial del Estado, y que marcará como poco el desarrollo económico de los próximos 50 años de nuestro municipio. Para ello he contactado y me he reunido con profesionales especializados en un tema del que era desconocedora para saber toda aquella información que no ha llegado a la ciudadanía de mi pueblo, para trasladarla y que todos sean conscientes de la realidad y puedan adoptar las decisiones que, desde su libertad, quieran adoptar. A ello me debo por mis principios como persona, por la responsabilidad que ocupo y bajo el convencimiento de que estamos para crear no para destruir.
Cuando se desempeñan labores de gobierno, el trabajo consiste en realizar una buena gestión. Mientras tanto, si debes desarrollar la tarea de oposición, como es mi caso en Orihuela del Tremedal, mi deber es controlar, proponer y poner límites si fuera necesario a la labor del que gobierna. Todo ello con la finalidad de que todas las actuaciones y procesos se basen en la transparencia, la legalidad y la igualdad.
La oposición es una función ingrata, no lo voy a negar. Pero está muy por encima de si el alcalde de turno es de un color político u otro. Esta tarea se cimenta desde el libre y a la vez obligado ejercicio de la democracia. Esto no se debe confundir con la definición de trivialidad política o enfrentamiento personal, sino con un ejercicio de rectitud y ejemplaridad en la función pública.
Pero, al parecer, estos instrumentos y herramientas que utilizo y que ponen negro sobre blanco a lo que los ciudadanos tienen derecho a saber, no gusta a las personas que hacen de la falta de transparencia su manera de actuar porque evidencian su mal proceder. En lugar de emplear argumentos para defender su postura, hasta ahora oculta a todo el municipio, difunde mentiras allí donde nadie puede defenderse o rebatirlas. Porque todas ellas tienen defensa, ya que me ampara la verdad.
Desde aquí invito al alcalde de Orihuela del Tremedal a realizar un coloquio público conmigo, ante todos los vecinos que deseen asistir, para explicar y debatir todas las cuestiones relacionadas con la instalación de molinos en nuestro pueblo. Cuando perdemos el tiempo en intentar defendernos de calumnias, dejamos de poner nuestros esfuerzos en lo realmente importante, que no es otra cosa que trabajar por y para quien nos han situado en el lugar que ocupamos: los habitantes de nuestra localidad. Yo siempre me centraré en servir y no en servirme, y será mi trabajo el que hable de mí. Esa ha sido y es mi mejor defensa.
Para finalizar, me gustaría agradecer públicamente a todas esas personas que se acercan a mi con franqueza y me preguntan abiertamente si antes estaba a favor de la instalación de los molinos, de si no asisto a los plenos o de si mis compañeros no apoyan mi labor como portavoz. Porque de esa manera me están dando la oportunidad de explicarme y esclarecer tanta calumnia.
Quedo a la espera de que el señor alcalde ponga fecha y hora al coloquio público al que le he emplazado. Si está a favor de la transparencia y la verdad no tendrá problema alguno en que se celebre para dar todas las explicaciones que sean pertinentes. No solo a mí, sino a todos los vecinos que desean tener la información que les ha negado.