Ramón Segura Ferrer, presidente de la Diputación de Teruel durante la Segunda República, ha sido homenajeado por la institución provincial en un acto que ha contado con la presencia de dos de sus sobrinos nietos. Segura fue asesinado en 1936 tras la sublevación militar que inició la Guerra Civil y el reconocimiento se ha hecho extensivo a los empleados de la institución y a los diputados provinciales que fueron víctimas del golpe de Estado, el conflicto armado y la represión franquista. Este acto supone la primera vez que una institución pública democrática de Teruel homenajea a una autoridad republicana, después de más de ocho décadas.
Los sobrinos nietos de Ramón Segura, Carmina Segurana y Bernardo Granja Segura, que han estado acompañados por el presidente de la Diputación de Teruel (DPT), Manuel Rando, y algunos de los portavoces de los distintos grupos políticos, han sido los encargados de descubrir la placa conmemorativa colocada en la Sala de Comisiones del Palacio Provincial. “Dejadme decir que actos como este son muy necesarios. No estoy de acuerdo con quienes dicen que abren heridas, porque es todo lo contrario: las cierran reparando injusticias”, ha manifestado el presidente.
Para Rando, este homenaje “supone recuperar la dignidad y el nombre de una persona que fue asesinada simplemente por pensar diferente”. “Era un hombre preparado, comprometido, que quiso hacer un país mejor y que, lo más importante, fue elegido en democracia. Y hoy ni siquiera sabemos aún donde está enterrado, en un drama que se repite en miles y miles de familias y que debería estar, por fin, en vías de solución”, ha apuntado.
Ramón Segura era el hermano del abuelo de Bernardo Granja, quien se ha mostrado emocionado y agradecido por el reconocimiento. “Ramón era buena persona, muy del pueblo, fue alcalde de Valderrobres y allí lo querían todos mucho, incluso abrió un cine”, ha contado. Según ha comentado la sobrina nieta Carmina Segurana, este homenaje supone una satisfacción para la familia. “Recuerdo que mi abuela nos contó que, cuando estalló la guerra, avisaron a Ramón de que se fuera porque le harían algo, y él comentó que no había hecho nada malo para tener que irse”, ha explicado.
El reconocimiento responde a una propuesta del grupo Ganar-IU aprobada por el pleno ordinario de noviembre de 2019. Desde hoy, la Sala de Comisiones recibe el nombre de Ramón Segura Ferrer, como símbolo de un espacio de diálogo y acuerdo frente a la violencia y a la intolerancia. Tras el descubrimiento de la placa, en un acto íntimo por las restricciones de la pandemia, el homenaje ha continuado en el Museo de Teruel con un acto en el que se ha recordado su figura y el contexto histórico en el que se produjo su presidencia y su asesinato. La conferencia ha sido impartida por el profesor Serafín Aldecoa, responsable del área de memoria en el Comité Científico del Instituto de Estudios Turolenses (IET).
El acto en el Museo de Teruel ha contado con la actuación del pianista Juan García Collazos, quien ha interpretado obras relacionadas con el territorio y el momento histórico vivido por aquellas personas que han sido reconocidas esta tarde por la Diputación de Teruel. Collazos ha tocado la Canción de los Soldados, un tema de García Lorca y una pieza de Antón García Abril.
Manuel Rando ha explicado que “este acto tendrá sentido si tan solo conseguimos que la familia de Ramón Segura, la aquí presente y los que no han podido venir, sus otros sobrinos nietos Maribel y Juan Antonio, su nuera María y sus nietos, que están en Estados Unidos, se sienten más orgullosos todavía hoy de él, si sienten que se hace justicia”. Además, la Diputación de Teruel ha invitado a cualquier ciudadano o ciudadana que conozca historias de otras personas que estuvieran relacionadas con la institución y sufrieran la represión en la Guerra Civil y la dictadura, a hacerles llegar sus testimonios, para darles el reconocimiento que hoy ha recibido Ramón Segura.
Un alcalde republicano
Ramón Segura Ferrer fue un hombre emprendedor que viajó a Estados Unidos, donde trabajó en varios negocios. Al regresar a España, se implicó en la política, siendo elegido concejal de Valderrobres en las elecciones de abril de 1931. Unos meses después pasó a ser alcalde y diputado provincial, llegando a presidir la Diputación de Teruel en distintos periodos de la II República, entre 1932 y 1934 y en 1936. Segura se unió al Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) y años más tarde, en 1934, se apuntó a Izquierda Republicana (IR).
Al iniciarse la sublevación militar de julio de 1936, encabezada en Teruel por el comandante Virgilio Aguado, Segura fue detenido, siendo llevado preso a los sótanos del Seminario Conciliar de la capital. Posteriormente fue trasladado a Zaragoza, donde murió ejecutado en las tapias del cementerio de Torrero, sin consejo de guerra y ni siquiera un simulacro de juicio.