La Salud Mental en nuestro país sigue pareciendo un tema tabú, escondido y orillado por los mass media y los debates generales en nuestra sociedad, sin embargo desde hace tiempo y agravado por la pandemia en la que nos encontramos, poco a poco se revela como uno de los mayores problemas de salud a los que nos enfrentaremos en la década entrante y seguramente en los próximos 25 años. Desde la política no puede obviarse este tema y debe afrontarse como un verdadero problema de salud pública. La primera voz que se hizo viral con declaraciones respecto a este tema, fue el portavoz de Más País Íñigo Errejón en una de sus intervenciones desde la tribuna del Congreso de los Diputados.
Pero todo esto, se sustenta sobre datos, unos datos que pueden ponerse negro sobre blanco en un papel. El aumento de los problemas de ansiedad, depresión o la automedicación son una realidad en nuestra sociedad. Atendiendo a los datos de la Universidad Complutense de Madrid, un 34,6% de los jóvenes de entre 18 y 24 años presentaban síntomas relacionados con la ansiedad y un 42,9% síntomas que podían ligarse a la depresión durante el primer confinamiento de la pandemia.
No tenemos que olvidar que en estas franjas de edad, el individuo como ser humano, comienza a forjar su personalidad y parte de su estabilidad mental, por lo que nos encontramos en momentos de gran importancia en el desarrollo tanto mental como físico, unos cambios que acabaran influyendo en su definición del carácter, la personalidad y la identidad.
Estamos pues ante un problema serio, documentado y del cual disponemos los datos suficientes como para considerarlo un grave problema en nuestra sociedad, unos datos que se ponen de manifiesto en el aumento de lo que podemos considerar la punta del iceberg, el incremento de la tentativa de suicidios. Una tasa de tentativa la cual se encuentra disparada en la juventud, ante la cual los expertos están alertando y sin embargo la política parece que sigue mirando hacia otro lado sin llegar a actuar decididamente.
Hablamos que el suicidio solo es la punta del iceberg porque hasta llegar hasta ese punto, se han atravesado numerosas fases, entre ellas la depresión, trastornos de conducta alimentaria, situaciones de crisis, estrés o ansiedad que pueden llevar a esos sentimientos de desesperanza en el que muchas veces la única opción presente en la mente es esa punta del iceberg. El suicidio es actualmente en España la primera causa de muertes en menores de 24 años, quizás es momento de dejar de ocultar estos problemas de salud mental y comenzar a hablar de ellos como recomiendan muchos expertos y expertas en la materia que debería hacerse.
Tras la pandemia y el aumento de casos en los más jóvenes las administraciones públicas deben de tomar en cuenta este problema y sobretodo actuar sobre el. Solo desde lo público se puede llegar a mejorar la situación en la que se encuentra la Salud Mental en la Sanidad Pública. Reforzar estos servicios, así como los del resto de la sanidad, debe ser una prioridad para todos los partidos políticos, sin embargo parece que como todo, va a ser algo a largo plazo. Este año si la memoria no me falla, solo han salido a concurso 204 plazas de PIR (Similar al MIR para licenciados en Psicología que quieran el título de Especialista en Psicología Clínica). 204 plazas para un déficit de más de 7000 psicólogos que harían falta para cubrir este campo sanitario.
Mientras no se apueste por la psicología práctica en nuestros sistemas de salud, seguiremos anclados al uso de ansiolíticos, a la falta de diagnósticos, a tratar la salud mental como un tabú y a invisibilizar estos problemas, unos problemas que irán agravándose. La voluntad política es la única que puede actuar sobre ello y quizás tras la pandemia es momento de poner encima de la mesa las problemáticas y sobretodo las soluciones.