El sábado las Bodas de Isabel de Segura vivieron su apogeo festivo con una jornada repleta de actividades de exhibición, pasacalles y representaciones callejeras de la leyenda medieval. Los escenarios de la catedral y de la plaza del Torico se convirtieron durante la mañana en focos de atracción para el público que presenció las teatralizaciones del Conciliábulo, Doncellas y donceles, Las Damas de Bearn, Los huérfanos de la madre Frontonia y Las Monjas de Sijena.
Los grupos de la Federación del Bodas de Isabel hicieron también gala de sus peculiaridades con las recreaciones y muestras de los oficios en las jaimas así como en los distintos campamentos recreacionistas.
Por la tarde al bullicio temprano del Toro Bravo Nupcial, que congregó desde las 16,15h a los aficionados en la zona delimitada del Tozal y de la plaza del Torico, se sumó el reclamo festivo del Torneo del Rey, celebrado en la Plaza de Toros a partir de las 17h, con la toda la comitiva de Jaime I desplazada al coso para contemplar las justas entre los caballeros.
Otro acto que contó con gran afluencia de público fue el concierto semiacústico de Lurte que dio lugar en la Plaza de la Catedral y fue muy bien recibido por los seguidores que cada año buscan encontrarlos animando el mercado medieval.
La entrada de las tropas de Aragón por el portal de Daroca a las 19,45h, abrió paso a las escenas culminantes de la tragedia, siendo multitudinario el seguimiento del recorrido de Juan Diego de Marcilla en busca de su amada Isabel, en las que intervino un nutrido conjunto de actores bajo la dirección artística de Marian Pueo.
Tras cinco años de ausencia, el joven Diego regresaba a la villa, entrando con los almogávares por la cuesta de la Andaquilla. La escena de La Llegada de Diego ha sido una de las grandes novedades de este año ya que, el guion es una adaptación del ganador del concurso de este año, Paco Oliver. Oliver es componente del grupo Almogávar Teruel Frontera, y esto ha hecho que los almogávares y sus formas brutas y hostiles hayan estado presentes a lo largo de toda la escena, donde ha habido más violencia de la acostumbrada en ediciones anteriores. Un malogrado Alonso de Fuenmayor, íntimo amigo de Diego de Marcilla, junto con una joven de la familia Azagra, protagonizan una pelea que finaliza con Diego malherido, afortunadamente se encontraba la curandera Simonica en la taberna y ha podido curarle las heridas.