El último día de celebración en Teruel de las Bodas de Isabel ha puesto un brillante final a la recreación de la leyenda con las exequias fúnebres que unieron los destinos de los dos Amantes más allá de la muerte.
Un año más, la celebración de las Bodas de Isabel de Segura, han estado respaldadas por el gran éxito de participación y de afluencia de público que se repite año tras año. En esta ocasión, el buen tiempo ha acompañado y se ha podido ver más público disfrutando de las escenas desde el propio jueves por la tarde en la escena del Concejo de Teruel.
Durante la mañana del domingo comenzaron a correr los rumores sobre la extraña muerte de Diego de Marcilla entre las gentes de la villa, mientras las campanas de Santa María convocaban al funeral del Amante difunto. Tras recorrer las principales calles del centro, el cortejo fúnebre entraba en una plaza de la Catedral abarrotada por el público, siendo recibida por los eclesiásticos y los miembros del Concejo que aguardaban a la entrada del templo.
La familia Marcilla, amigos y compañeros de batalla, acompañaban al cadáver durante el sepelio. Uno de los momentos más emotivos fue cuando los grupos de Fridelis Regi y los Almogávares Teruel Frontera hicieron el rito del Correr de Les Armes así como cuando los compañeros de Lurte le cantaron La Luz del Alba que arrancó las lágrimas del público asistente.
La celebración fue interrumpida por la inesperada aparición de la joven Segura. En un breve instante, el beso negado en vida provocó la muerte de Isabel, señal incontestable de un amor ahora reconocido por todos los asistentes, quienes acordaron dar sepultura conjunta a los dos Amantes y ordenar que los hechos acontecidos en la villa fueran recopilados por un escribano, quien daría testimonio de aquella conmovedora historia a la posteridad. El Juez Domingo de Celadas lo hizo saber a todo el auditorio concluyendo así la representación en la plaza de la Catedral.