El Museo de Teruel amplía la duración de la exposición temporal “La arena del tiempo (2013-2019)” del artista turolense Pedro Pérez Esteban. De esta forma, la muestra de 93 fotografías sobre el pasado industrial de la provincia de Teruel formará parte del programa del festival “Teruel Punto Photo”, que se celebrará en la capital durante el mes de agosto.
Dentro de las actividades del festival, el autor de este proyecto expositivo promovido y organizado por la Diputación Provincial a través del Museo de Teruel y con el Ayuntamiento de Zaragoza participará en una visita guiada el próximo 7 de agosto. Pérez Esteban explicará entonces qué es lo que le llevó a registrar las imágenes de infraestructuras industriales y mineras abandonadas, o compartirá las historias de las personas que ponen rostro al abandono y al proceso de cambio del modelo productivo de la provincia. La visita comenzará a las 19.00 horas en el Museo y, posteriormente, se recorrerán cada una de las exposiciones del Festival.
El fotógrafo turolense perfila la historia de su exposición en cinco bloques o series que llevan por título “Minería”, “El Utrillero”, “La Central”, “Naufragios” y “Desde las entrañas”. Las tres primeras atestiguan el declive minero, ferroviario y de producción energética en las cuencas mineras. En la imágenes se ven infraestructuras abandonadas como lavaderos de carbón, bocaminas, cargaderos o naves vacías que constituyen un repertorio de presencias fantasmales como prueba del abandono social e histórico.
En el grupo de fotografías denominado “Naufragios”, el autor propone un juego visual de dobles imágenes que dibujan paisajes ilusorios, convirtiendo la fuerza expresiva de la luz en un espectáculo de sombras chinescas. Transmiten la extrañeza de los objetos sacados de su entorno, con planos que crean encuadres inusitados y vistas imposibles que alteran la experiencia de la realidad, como un decorado teatral.
En la serie “Desde las entrañas”, Pérez Esteban se aproxima a la memoria del trabajo, en un momento en el que la minería tiene fecha de caducidad. Presentada, en su mayoría, a modo de dípticos, consigue interpelarnos, establecer un diálogo con quien contempla estas imágenes, que prestan su voz a los que trabajaron en los tajos, adquiriendo carácter testimonial e histórico.