“Atención Primaria, la sexta piedra en el camino”, artículo de opinión de Nicolás López

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, sin embargo en los últimos dos años son ya seis veces las que nos hemos dado de morros ya no con una piedra, sino con un monolito entero. Esta piedra es la Atención Primaria en los hospitales y centros de salud a lo largo y ancho de nuestro país. Una Atención Primaria cada vez más desbordada y que abre de par en par las costuras de nuestro sistema de salud público, sin embargo parece que nadie se esta poniendo el traje de costurera para remendar el error que se inició hace años a base de recortes, privatizaciones y reducciones de personal. 

Esta pandemia nos ha demostrado más si cabe todavía, la importancia de mantener unos servicios públicos esenciales fuertes, sin embargo desde la dirección política autonómica esta onda no ha debido llegar a sus despachos y siguen manteniendo desde la primera ola de marzo de 2020 las mismas recetas. Unas recetas que relegan el refuerzo real de la atención primaria a largo plazo en el último cajón de algún fichero perdido y optan por medidas puntuales como el autodiagnostico o contratos temporales que una vez extinguidos no vuelven a renovarse, dejando las plantillas sanitarias al borde del colapso. Porque por si no se han enterado, los sanitarios y sanitarias de este país son personas como las demás y como tal, pueden contagiarse del mismo virus que desde hace dos años recorre el mundo. 

Pero esto no es un problema nuevo, a la pandemia ya llegabamos con una Atención Primaria al borde del colapso debido a los recortes que se iniciaron en la época de los 2000, cuando se empezó a ver desde términos empresariales la gestión hospitalaria y sanitaria, ajustándola a criterios de rentabilidad y privatizaciones de hospitales en comunidades autónomas como la madrileña o valenciana, en fin de aquellos barros estos lodos. Parece ser que algo marca España es ir recortando servicios por unos y otros hasta que el sistema cede, se tilda de ineficiente y se aprovechan políticamente quienes iniciaron el camino de los recortes sanitarios. 

Y mientras estos lanzamientos de reproches cargados de verborrea se dan continuamente en congresos, tertulias y medios de comunicación, la realidad en el sistema sanitario no cambia. Dos años sin medidas de calado que presenten una solución y reforma del sistema de Atención Primaria, soluciones basadas en los refuerzos de personal, la cobertura en las zonas rurales y los planes de retorno para todos los sanitarios y sanitarias que decidieron emigrar al resto de Europa y extranjero desde el año 2010 en adelante. 

Esta emigración de personas formadas en nuestro país es uno de los puntos principales que debería abordarse a la hora de contratar personal en la Atención Primaria, porque mientras se propone que se contraten facultativos jubilados o prejubilados, en el extranjero hay casi 10.000 especialistas en enfermería emigrados y otros tantos médicos y médicas que sin un plan que dignifique y equipare las condiciones en nuestro país a las de donde emigraron, difícilmente volverán. Unas condiciones que se ven claramente en el sector de la enfermería, donde profesionales sanitarios llegan a firmar en algunos casos más de 300 contratos en un año, de los cuales probablemente un ochenta por ciento de los mismos sean de un solo día. 

No hay que olvidar que gracias a la atención pública no solo se han salvado innumerables vidas, sino que han tenido que hacer frente en menos de dos años a seis olas de contagios que aunque actualmente afecten menos a los ingresos, colapsan los centros de atención, los ambulatorios y las consultas, haciendo imposible con los medios actuales remediar con fluidez las demandas que tenemos los ciudadanos. El Covid por desgracia ha evidenciado que lo necesario son recursos, mejores condiciones laborales y sobretodo poner la salud pública como una prioridad fuera de los típicos indicadores de rentabilidad del mundo capitalista, porque la salud no puede medirse en términos cuantitativos, sino cualitativos. 

Y por último, todos y todas tenemos una responsabilidad también y pensar en quienes son los responsables reales, sin descargar nuestras frustraciones momentáneas en quienes más cerca tenemos. Hemos pasado de homenajear como héroes a quienes estuvieron en Marzo de 2020 en primera linea sin saber a que nos enfrentábamos a demonizarlos e incluso dudar de su profesionalidad por las colas en los centros de salud en esta sexta ola, cuando los profesionales sanitarios no son los culpables. Preguntémonos pues quienes tienen realmente la solución y porque son los parches temporales y no las soluciones reales las medidas elegidas.