A primera hora de la tarde del sábado, las plazas de la Catedral y del Torico, así como las calles cercanas, eran un hervidero. Miles de personas pendientes de un momento esperado durante todo el año por todos los turolenses, y que comenzó, como manda la tradición, con el toque del Campanico.
La alcaldesa de Teruel, Emma Buj, entregó entonces a Rodrigo Jambrina y Miguel Ángel Calomarde, de la peña El Ajo, el pañuelo rojo que trasladaron entre empujones hasta los pies de la columna del Torico para que sus compañeros Daniel Igual y Mario Bea se lo colocaran a la emblemática estatua.
Con el pañuelico anudado alrededor del Torico, Teruel comenzaba las Fiestas de la Vaquilla, desatando la euforia en las calles de la ciudad.