Los lectores del nuevo número de la revista ‘Turia’, que se distribuye este mes de marzo, podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con protagonistas de indiscutible atractivo: Julio Llamazares y Clara Obligado. Estos son dos de los contenidos más destacados de la publicación, editada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, que ofrece también un oportuno ensayo inédito sobre el metaverso.
Llamazares es uno de nuestros escritores más apreciados y coherentes en la defensa de sus ideas, habiéndose convertido en un referente de las letras españolas contemporáneas y en un autor popular gracias al temprano éxito de novelas como ‘La lluvia amarilla’ o ‘Luna de lobos’.Y es que ambos libros le lanzaron de inmediato a la fama y al reconocimiento de la crítica. Independiente y sin pelos en la lengua, Llamazares siempre afirma que va por el campo solo.
De ahí que, en la conversación exclusiva que publica ‘Turia’ y que ha realizado la periodista cultural Angélica Tanarro, asegure que “los verdaderos escritores son aquellos que escriben sin importarles demasiado la proyección pública de sus libros. Un escritor es un náufrago y lo importante para él es escribir mensajes y lanzarlos al vacío no a quién le van a llegar ni la respuesta que van a tener. Lo importante para un náufrago es escribir esos mensajes”.
A Clara Obligado, creadora argentina radicada en España desde que en 1976 tuviera que exiliarse de su país, se la considera una de las mejores autoras latinoamericanas de las últimas décadas y una pionera en la implantación de los talleres literarios. Una labor creativa y docente que siempre ha ejercido consciente de que “la literatura es expresar algo de una manera distinta, es la búsqueda de un lenguaje”.
Además, para Obligado, “lo fundamental no es la solución de los grandes enigmas, sino la vida de todos los días”. Porque, como se nos recuerda en la entrevista que mantiene con la también escritora venezolana Michelle Roche Rodríguez, para Clara Obligado las grandes utopías del siglo pasado fracasaron y acaso el único movimiento social que ha conquistado algunas victorias sea el feminismo.
La nueva entrega de la revista ofrece, por tanto, dos conversaciones exclusivas, que permiten no sólo conocer mejor a Julio Llamazares y Clara Obligado, sino también descubrir muchos y valiosos detalles de interés acerca de sus respectivas obras e itinerarios vitales.
Por ejemplo, Julio Llamazares reconoce que sus fieles lectores son su mayor patrimonio. También se muestra alérgico a los premios y deja muy claro que, salvo los que dan una primera oportunidad a jóvenes talentos, deberían desaparecer. Además de novelista, Llamazares es un celebrado autor de libros de viajes; columnista de prensa y guionista de cine. Y, es que, desde que en 1985 publicara su primera novela, no ha parado de escribir y publicar. Preguntado por los motivos que le impulsan a esta dedicación, declara en ‘Turia’: “El porqué me dedico yo a escribir es esa pólvora que se va acumulando toda la vida en la conciencia”.
Para Clara Obligado “nada de lo que hago parte de una idea fija. De manera intuitiva me voy acercando a los temas. Lo hago a través de la lectura. Leo muchísimo, y voy afinando las ideas y ese proceso a veces termina en un libro donde cierro el pensamiento inicial. Lo que llamo literatura excéntrica surgió de una incomodidad. Escribía porque necesitaba recuperar de alguna manera el país que había dejado, necesitaba encontrar un uso del idioma y unas sensaciones que ya no estaban. Luego, poco a poco, me fui planteando la pregunta de quién era yo en la escritura. Entonces me di cuenta de que soy naturalmente excéntrica”.
Por otra parte, y en la sección dedicada a ‘Pensamiento’, en la revista se habla de una cuestión polémica y de indiscutible actualidad: los retos, conflictos y expectativas que ha supuesto la puesta en marcha del llamado metaverso. Promovido por la todopoderosa empresa tecnológica Meta, que fundó y dirige Mark Zuckerberg, se plantea como el inicio de una nueva era digital en la que ya estamos inmersos.
Para Miguel A. Delgado, autor del análisis que publica ‘Turia’ y uno de los mejores periodistas y divulgadores científicos del panorama español actual, “no deja de resultar curioso cómo, de hecho, la humanidad ha ido acostumbrándose a los trampantojos y los trucos, y siempre hemos necesitado más para satisfacer esa huida de una realidad que o bien nos resulta monótona y aburrida o bien, directamente, nos es insoportable. Una necesidad que también ha cristalizado en la afición a todo tipo de drogas e intoxicantes desde los comienzos de nuestra civilización, un fenómeno que, en realidad, tiene muchos más puntos de contacto con lo que buscamos en la experiencia tecnológica de lo que podríamos pensar”.
Julio Llamazares: «Toda novela es autobiográfica»
Julio Llamazares es una de las figuras fundamentales de la literatura española contemporánea. Aunque nació en el desaparecido pueblo leonés de Vegamián en 1955, el oficio de escritor no fue el primero. Licenciado en Derecho, antes ejerció como abogado. Pero muy pronto, alentado por el éxito de sus novelas, se establecería en Madrid y comenzaría a compaginar la literatura con el periodismo, tanto en prensa como en radio y televisión. No en vano, para Llamazares “la literatura y el periodismo son dos caras de la misma moneda. La literatura empieza donde acaba el periodismo, donde acaba lo objetivo, donde acaban los datos empieza la imaginación. Pero al fin y al cabo los periodistas y los escritores trabajamos con la misma herramienta, el lenguaje, las palabras, y tenemos una vocación que es contar, transmitir nuestros pensamientos, nuestros sentimientos”.
Publicada en 1988, reconoce Llamazares que su novela ‘La lluvia amarilla’ le situó «en una posición en el mundo literario de la que ya no he vuelto a salir”. Ambientada en el Pirineo aragonés, en ella se retrata magistralmente la despoblación y la soledad. Y también anticipa lo que muchos años más tarde ha vuelto a la conversación política y literaria: la España vacía.
Según el escritor leonés, esta novela fue tan fundamental porque “tuvo la virtud de tocar una fibra en carne viva de muchísima gente que había vivido personalmente o a través de sus padres o de sus abuelos la historia que se cuenta en la novela, que es el fin del mundo rural tal como lo conocimos. Y esa fibra está muy en carne viva todavía y eso explica que 38 años después sea mi novela más traducida fuera de España, y las más vendida y reeditada, es decir, es la novela mía que más éxito editorial ha tenido, pero eso no significa que para mí sea la preferida”.
En otro momento de la entrevista, Julio Llamazares se muestra convencido de que “toda novela es autobiográfica. No tanto porque cuente anécdotas puntuales de tu vida sino porque transmite tus pensamientos y tus sentimientos”. Y es que, en su opinión, “lo que separa la simple escritura de la literatura es la existencia o no de un halo poético. Y ese sí que está en todo lo que tú escribes incluso en los reportajes de periódico. La poesía es esa magia que hace que las palabras signifiquen más de lo que significan coloquialmente”.
Por último, cree Llamazares que “la literatura de viajes es el género fundacional de todos los demás”. Y, sin duda, sabe de lo que habla porque buena parte de su obra son libros de viajes. De ahí que concluya en Turia: “Un escritor es alguien que viaja por la vida y cada cierto tiempo se sienta a contar lo que ha vivido. El viaje, la gran metáfora de la vida, es la esencia de la literatura. Por eso, a mí me encantan como lector los libros de viajes incluso los malos porque todos tienen algo bueno siempre. Y me encanta escribirlos. Es más, mi próximo libro va a ser un viaje”.
Clara Obligado
La autora argentina Clara Obligado llegó a España con veintiséis años, cuando nuestro país se preparaba para celebrar las primeras elecciones generales después de la muerte de Franco. Ella tardaría tres décadas en poder narrar el exilio. No obstante, “escribía porque necesitaba de alguna manera el país que había dejado, necesitaba encontrar un uso del idioma y una sensaciones que ya no estaban”.
Otro rasgo de la experiencia como transterrada presente en las obras de Obligado es la tensión entre el castellano hablado en Madrid, la ciudad donde vive, al confrontarlo con el habla que se trajo de Buenos Aires. El resultado es lo que ella llama su “lengua mestiza”. Con ello se refiere a una manera híbrida de escribir que incorpora ideas y estilos de aquí y de allá para plantear algo por completo nuevo.
Reconoce, por otra parte, que “no escribo cuentos ni novelas, escribo en el medio de ambos géneros”. Y también confiesa que “los cuentos son más difíciles que las novelas, por eso me gustan más”. Se muestra asimismo convencida de que “no reconocer la fuerza de las autoras latinoamericanas actuales es estar ciego. Son escritoras impresionantes y dudo que sean una generación”.
Si describimos a Clara Obligado una escritora excéntrica rodeada de personajes en tránsito que necesita un puerto seguro, para ella eso han sido sus célebres talleres literarios: el oficio a través del cual se ha centrado en la escritura. Como se recuerda en la entrevista, Obligado encontró su vocación cuando empezó a impartir talleres literarios casi por casualidad, en reuniones con amigos para escribir y hablar de libros.
Después recibió una propuesta para un taller, luego otra. Más tarde, otra. Y todos iban bien, así que reconoció una oportunidad. Así nació en 1980 el Taller de Escritura Creativa Clara Obligado. Hasta ahora ha dictado talleres en prestigiosas instituciones como el Círculo de Bellas Artes y la Universidad Autónoma de Madrid, así como en la cárcel. Y durante diez años los dio también en la Librería de Mujeres.
Desde dicha perspectiva, se entiende que Obligado crea que el cuento contemporáneo, en España, “es hijo de los talleres y, en mi caso, del encuentro posterior con una editorial como Páginas de Espuma, con la cual desde el inicio he mantenido un diálogo constante. Pensándolo desde hoy creo que es bastante evidente que el cuento ha encontrado soporte de lectores en los talleres, y no solamente en el mío. Enseñamos a leer algo que no tenía demasiada tradición en España y sí en América Latina o en Estados Unidos. Sin saberlo, estábamos abriendo nuevos caminos de lectura”.
“Nunca me he tomado en serio como escritora”, asegura, aunque sí está convencida del importante papel de los talleres literarios que se instauraron con la llegada de democracia a España: “Significaron un cambio en la manera de pensar la enseñanza de la literatura, aunque encontraron la resistencia de los escritores españoles de aquella época que decían que no se puede enseñar a escribir. Todavía sigue ese debate. Los talleres son un punto intermedio entre lo popular y lo culto, democratizan la cultura”.
El metaverso
Bajo el título “La promesa aún pendiente del metaverso”, el periodista cultural y divulgador científico Miguel A. Delgado publica un interesante artículo destinado a indagar acerca del controvertido asunto del metaverso, su incidencia en nuestro presente y el futuro que nos aguarda. Y es que, cuando nos referimos al metaverso estamos hablando de un entorno totalmente virtual en el que, a través del uso de varias herramientas tecnológicas, un avatar que nos representa realiza las mismas actividades que hacemos a diario, desde trabajar, divertirnos, socializar o incluso ligar. Y esa parece ser la gran apuesta estratégica de Mark Zuckerberg, fundador y consejero delegado de Meta, el gigante de internet. Aunque, a día de hoy debe ser tomado con más cautela ese entusiasmo desbordante que, en 2021, hacía presagiar que el desarrollo esta nueva era movería una cifra de negocios de 800.000 millones de dólares.
Según Miguel A. Delgado, “quizá la forma más fácil de entender qué es el metaverso sea leer (u opcionalmente ver la adaptación cinematográfica que hizo Steven Spielberg, aunque aquí de una manera bastante más simplificada) la novela Ready Player One, de Ernest Cline, publicada en 2011, justo una década antes del anuncio de Zuckerberg, pero que aparece como la visión más ajustada de qué hablamos cuando hablamos de metaverso”.
Sobre el estado actual de desarrollo del metaverso hay que ser prudentes. En opinión de Delgado, “está en su mayoría circunscrito a entornos de juego, algo de creación artística y algunos otros espacios más específicos. Pero incluso en ellos ya se muestra una tendencia especulativa que puede hacer que ese entorno virtual, al final, no se aleje tanto de las miserias de nuestro día a día”.
En definitiva, y como se concluye en el artículo, “quizá sea la conjunción de la inteligencia artificial con el resto de vías abiertas, incluido el metaverso, lo que finalmente genere el cambio disruptivo, y estos entornos virtuales pasen a ser algo más que promesas pixeladas. Pero, para ello, primero es imprescindible que su uso sea intuitivo, porque la barrera de los periféricos, incómodos y muy caros, hasta el punto de que sigue siendo preferible jugar en un juego 2D más allá de períodos cortos de tiempo, sigue siendo un obstáculo muy difícil de sortear. Puede que cuando su uso sea fácil y sencillo, y responda a una necesidad real, como sucedió con la irrupción de los smartphones, se vuelva algo verdaderamente cotidiano y que desarrolle el enorme potencial que tiene. Pero, hasta que llegue ese momento, por ahora sigue compartiendo con opciones como el cine en 3D la sensación de que puede ser algo maravilloso, pero no hoy. Y mañana parece que tampoco. Veremos pasado mañana.”