El Museo de Teruel ha iniciado una nueva campaña de excavación en el yacimiento romano de La Caridad en Caminreal, la número 37 desde 1984, destapando dos de los más destacados mosaicos o pavimentos “opus signinum” que llevaban una década ocultos a todas las miradas para su preservación. El objetivo inicial ha sido comprobar su estado de conservación y, en palabras de los arqueólogos del Museo, “están en perfectas condiciones”. Ahora, y durante las semanas que dure la campaña, también se quiere ofrecer a los ciudadanos la posibilidad de conocerlos en una serie de visitas guiadas que comenzarán durante el puente del 15 de agosto y se extenderán hasta el final del mes de septiembre.
Así lo ha anunciado hoy el presidente de la Diputación de Teruel, institución titular del yacimiento, que ha disfrutado de los mosaicos destapados junto a los técnicos del Museo, los diputados Diego Piñeiro y Ana Cris Lahoz y el alcalde y concejales de Caminreal. “Esta maravilla de nuestro pasado se ha visto pocas veces y tanto los técnicos del Museo como la corporación provincial queremos compartirlo con el mayor número de gente posible. Por eso, atendiendo a nuestra intención de recuperar, potenciar y dar mayor visibilidad a este yacimiento, vamos a procurar establecer fórmulas de visita para que quienes lo deseen puedan disfrutar de lo que estamos disfrutando nosotros”, ha dicho Manuel Rando.
Al retirar las protecciones se ha comprobado que los mosaicos están bien conservados. Tan solo se han apreciado unas pequeñas fisuras en unos morteros de reintegración colocados durante en una intervención del pasado, en la junta entre un mosaico y los muros. “La obra original está en unas condiciones perfectas”, ha asegurado el codirector de la excavación y director del Museo de Teruel, Jaime Vicente, antes de explicar que en los próximos días se definirá cómo y cuándo van a programarse las visitas anunciadas.
La decisión de mantener los mosaicos destapados hasta el final de la campaña de excavación y facilitar las visitas pretende, según ha dicho el presidente de la Diputación de Teruel, “hacer conscientes a la población de lo que realmente ofrece el yacimiento de La Caridad”. El presidente Rando ha afirmado que la apuesta por los yacimientos es clara “por su impotancia a nivel patrimonial, a nivel cultural y a nivel turístico” y ha anunciado que, en cuanto al yacimiento de la Caridad, ya existe un anteproyecto para su musealización “que es caro, pero sobre el que se va a avanzar con rapidez para intentar tener listo lo antes posible un plan de trabajo claro con el que convertir este lugar en una referencia y aprovechar todas sus potencialidades para dinamizar la zona”.
Según ha señalado Jaime Vicente el objetivo del proyecto es conservar las estructuras y hacer visitable el yacimiento de una forma “mas atractiva y cómoda, con una serie de elementos que pueden ser muy atractivos para que el yacimiento pase de ser simplemente visitable a ser un recurso abierto permanentemente que nos permita conocer bien la romanización de las poblaciones indígenas del territorio”.
Opus signinum
Los dos mosaicos destapados son “opus signinum”, pavimento formado por una capa de cantos rodados y, sobre ella, una masa de mortero de cal con pequeños fragmentos de piedras de cerámica machacada en la que se incrustan las teselas blancas que forman la decoración. Se datan entre finales del siglo II a.C. y finales del siglo I a.C. “Son anteriores a los pavimentos romanos completamente teselados más típicos, los primeros del ámbito romano que se conocen”, ha apuntado Jaime Vicente.
El primero se encontraba en un dormitorio o “cubiculum” de la casa más importante excavada hasta ahora, la famosa Casa de Likine, que contaba con 900 m² en planta y un gran patio porticado. Los restos hallados permiten conocer muy bien la estructura de la casa romana. El dormitorio es pequeño, pero muy ilustrativo de como podía ser una estancia de una vivienda de este tipo en este territorio.
El segundo mosaico corresponde al gran salón de la misma casa. Ocupa una superficie de unos 95m2 y está dividido en tres zonas decorativas: una artículo de rombos, unos meandros que se entrecruzan formando esvásticas y, en la parte central, nada más traspasar el umbral de entrada a la habitación, una gran inscripción realizada con teselas y rodeada de rosetas con círculos entrelazados decorados con representaciones de salmónidos, delfines o estrellas.
Respecto a la transcripción de la inscripción en alfabeto ibérico, durante muchos años ha sido objeto de debate científico sobre su interpretación. El equipo del Museo de Teruel siempre ha propuesto interpretarla como una referencia al propietario de la vivienda, Likine, y su procedencia de la ciudad de Osicerda, un asentamiento ibérico que se situaría en el Bajo Aragón.
Nueva campaña
La nueva campaña de excavaciones del Museo de Teruel en el yacimiento romano de La Caridad, en Caminreal, persigue ampliar el conocimiento que se tiene sobre la ciudad. Igual que en el Cabezo de San Pedro, una partida de 200.000 euros permite doblar el periodo de tiempo de excavación respecto a los años anteriores. Del mes habitual se pasa a dos, por lo que los trabajos no terminarán hasta final de septiembre.
Hasta el momento se han descubierto 29 casas completas y durante las próximas semanas se pretende terminar de excavar una de las viviendas en las que se ha estado trabajando en los últimos años, así como ampliar los trabajos a otra de las “ínsulas” o manzanas de casas para definir la estructura del último “lote” de viviendas que queda pendiente. Además, se excavarán parte de dos calles y se realizarán sondeos o catas en algunos puntos del asentamiento que no se conocen suficientemente.
Además de la excavación, los objetivos del trabajo en La Caridad pasan por la conservación y la difusión. Es precisamente atendiendo al segundo de los aspectos por lo que se ha decidido destapar dos de los mosaicos o pavimentos “opus signinum” que se encontraron en la segunda de las campañas de excavación, en 1984. Los mosaicos están habitualmente protegidos por cinco capas de distintos materiales, como arlitas, arena o plástico, para evitar su deterioro frente a los duros inviernos del Jiloca.
Se trata de la XXXVII (trigésimo séptima) campaña de excavaciones en los restos de esta ciudad romana de época republicana que fue abandonada a finales del siglo I antes de Cristo. Desde 1984 se ha descubierto una parte importante del asentamiento que, entre sus muchas características de interés, aparte de su urbanismo reticular ordenado, destaca por haber estado ocupada fundamentalmente por una población indígena, celtíberos, que adoptan las formas de vida romanas. El carácter de la población se constata por el hecho de que en el amplio conjunto de inscripciones encontradas, sobre cerámica o bronce, no existe ninguna en latín, sino que son todas celtibéricas con excepción de la gran inscripción sobre el mosaico, que es en alfabeto ibérico.
Para realizar estas excavaciones hay un equipo conformado por los dos directores de la excavación, el director del Museo de Teruel, Jaime Vicente, y la responsable de arqueología del centro, Beatriz Ezquerra, la arqueóloga Sara Azuara y dos auxiliares especializados de la empresa de gestión e investigación del patrimonio Acrótera, radicada en el propio Caminreal.