El pasado 12 de febrero, Ciudadanos interpelaba en las Cortes de Aragón al consejero de Agricultura sobre infraestructuras rurales y, más concretamente, sobre concentraciones parcelarias. De sobra conocen los profesionales del campo la importancia que tiene la figura de la concentración para la viabilidad, rentabilidad y futuro de las explotaciones agropecuarias; lo saben bien los que tienen la suerte de que en su municipio se haya llevado a cabo la concentración y lo saben aún mejor los que no tienen esa suerte y se ven en la obligación de seguir trabajando parcelas pequeñas y dispersas, con la consiguiente y constante inversión en tiempo y dinero y una ruina inminente sólo evitada -a duras penas- por las ayudas de la PAC.
Las respuestas del señor Olona a la interpelación no fueron muy halagüeñas para los que esperan como agua de mayo que se empiece la concentración en su municipio. Dio la impresión de que el consejero menospreciaba su importancia y poco menos que la tachó de figura obsoleta. Y no es de obsolescencia de lo que adolecen estos procesos, sino de estar atados a procedimientos administrativos y plazos que los eternizan y de no contar la administración autonómica con los recursos necesarios para poner en marcha las concentraciones de todos los pueblos que la desean. Prueba de ello es que hay municipios que veinte o treinta años después de haber manifestado su deseo de llevar a cabo la concentración aún no han visto arrancar el proceso, y hay otros municipios que, habiendo visto empezar la concentración hace más de una década, siguen esperando la resolución definitiva de la misma (podría poner ejemplos sangrantes pero siempre se quedarían muchos en el tintero).
A raíz de la mencionada interpelación, Ciudadanos presentó una moción que pretendía que se reconociese la importancia de las concentraciones parcelarias, impulsar esta figura fundamental para el campo aragonés y conseguir que los procedimientos administrativos ligados a éstas se agilicen. Esta moción se votó en las Cortes de Aragón el día 2 de marzo, resultando, felizmente y como no podía ser de otra forma, aprobada, lo que se supone una magnífica noticia.
Confiemos en que esta iniciativa de Ciudadanos logre su objetivo y que, aunque lamentablemente, dadas las reticencias del cuatripartito, no se ha podido lograr el compromiso parlamentario para crear una ley autonómica específica de concentración parcelaria -de la que sí disponen desde hace décadas autonomías como Castilla y León o Navarra-, se refleje en la esperada Ley de Protección y Modernización de la Agricultura Familiar y del Patrimonio Agrario de Aragón la importancia que esta figura merece y que desde el Gobierno de Aragón se promueva ese tan necesario impulso a las concentraciones parcelarias empezadas y por empezar. Si esto resulta así, a buen seguro se estará ayudando a frenar el abandono de parcelas de cultivo que viene produciéndose en muchos municipios y a mejorar la productividad y competitividad de tantos agricultores aragoneses que, con mucho esfuerzo, siguen dando vida a nuestros pueblos y poniendo comida en nuestras mesas.