Se han aprobado los presupuestos generales del Estado para este próximo año 2021, sorprendentemente apoyados por PDeCAT, Más País, Nueva Canarias, Bildu, ERC, Compromís, PRC, Teruel Existe, PNV y PSOE.
Podríamos decir que Sánchez ha conseguido convertir el Congreso de los Diputados en un mercado persa, donde todo se compra y se vende. Hay que tener estómago para ir de la mano de cierta gente: no importa el interés general, ni la ideología, ni mucho menos el fin; aquí lo importante es seguir gobernando, seguir nombrando cargos sin meritocracia, controlar a los jueces o dilapidar los pilares del Estado de derecho. Para todo ello, son necesarios los Presupuestos Generales del Estado.
Unos presupuestos ficticios que tienen en cuenta ingresos que no son reales, mientras que no contemplan los informes negativos del Banco de España, que ponen de manifiesto que la recaudación de IVA se ha hundido, que el Impuesto de Sociedades se ha reducido por la poca actividad económica y que el consumo interno ha sufrido un frenazo. Además, las grandes cifras de este presupuesto para 2021 no incluyen inversiones en obra pública, excepto para algún territorio.
Todo lo que ha hecho el Gobierno es encomendarse a las ayudas que esperamos de Bruselas. Los fondos europeos están planteados para hacer reformas estructurales en el tejido productivo español. Esos 141.000 millones no deberían usarse para contentar a una pequeña parte de la población y crear una sociedad clientelar, sino para lograr sacar adelante a un país cuya deuda asciende al 120% de su PIB ;y cuyo Gobierno no tiene ninguna hoja de ruta para lograr la estabilidad presupuestaria necesaria y recuperar un país que está perdiendo su estado de bienestar a pasos agigantados.
Sánchez ha preferido conducirnos hacía un precipicio y pactar con independentistas y partidos que no condenan la violencia, en vez de haber optado por buscar pactos más centrados y menos sangrantes para España. Estamos en un momento crucial de la Historia, en medio de una crisis sanitaria, social y política que solo Europa puede frenar, frente al caos de un Gobierno destructivo.