El Museo de Teruel ha decidido prorrogar la estancia de “Negro Esperanza”, la muestra de Miguel Ángel Encuentra con la que el centro expositivo de la Diputación de Teruel retomó este otoño su programa de exposiciones temporales. Abierta el pasado mes de octubre, iba a clausurarse este domingo 22 noviembre pero se amplía hasta finales del próximo mes de enero para garantizar que todo el público interesado pueda visitarla, ante las restricciones de aforo y seguridad motivadas por la pandemia.
Iniciada en el año 2000 como “fruto de una constante evolución”, la exposición del artista nacido en la localidad turolense Aliaga se extiende hasta el año veintiuno de este siglo XXI, tal y como recoge el catálogo de la muestra. Así, en consonancia con esa intención simbólica, la obra se compone de veintiuna piezas variables cuya dimensión total es de veintiún metros de largo por un metro cincuenta de ancho.
Durante la presentación el autor explicaba sobre la obra, que las piezas “se componen en base a una estructura matemáticamente casi perfecta pero también es modificable”, en torno al número 21, del siglo XXI y 21 metros que tiene la obra principal. El autor ha ido elaborando esta pieza en fragmentos de tres metros: “Ahora la veo y me estremezco, me emociona y agradezco que la pueda ver” y por eso invitaba a “transitar por la obra, a reflexionar viéndola y a ser conscientes de que en su diversidad compositiva y cromática está presente el espíritu de la esperanza”. Además, apuntaba, “parece un vaticinio de la situación que estamos viviendo ahora aunque no fue concebida con esa idea” sino que refleja “una serie de irregularidades del ser humano”.
Miguel Ángel Encuentra nació en Aliaga (Teruel) en 1951. Actualmente reside en Barbastro, ciudad en la que continúa una labor artística que comenzó en 1969, y que pronto le reportaría los primeros reconocimientos. Preocupado por su formación técnica mantiene de forma autodidacta una experimentación permanente a la que hay que sumar su paso por la Facultad de Bellas Artes de Valencia en 1985.
Sus obras han sido presentadas en diversos espacios expositivos dentro y fuera de España, obteniendo sucesivos premios. Si bien, desde 1982 deja de participar en certámenes de índole competitivo por voluntad propia. Elemento recurrente de su trayectoria pictórica, desde fines de los pasados noventa, es el carácter monográfico de sus exposiciones. Un ciclo en el que destacan creaciones como “Del Espacio…la Penumbra”, “Eclipses”, “Realidad Pirenaica -de especial significado en la vida y la obra del artista-”, “Procesos diverSOS”, “YI”, así como la obra que ahora se presenta en el museo “Negro Esperanza”.
Tal y como se recoge en el catálogo con el que se presenta la muestra, estética y conceptualmente la obra presenta una relación indisoluble basada en cuatro ejes fundamentales: la constatación del poder de una Naturaleza sublime que, mancillada por el hombre, regresa airada para socavar y aplacar la soberbia humana; la crítica del sistema capitalista imperante, representado en la pintura por esa gráfica roja que la recorre y la somete, lo mismo que nuestras vidas; el reflejo en su proceso descriptivo del concepto cíclico del tiempo en el que el principio es igual al fin, como el recorrido de nuestra vida y su sentido.
Una situación que se significa llena de esfuerzo en la situación actual y que nos fuerza a una continua lucha transformadora; por último, una invitación a transitar por la obra, sumándonos a la reflexión, mirando de frente Negro esperanza, conscientes de que entre su diversidad cromática está presente ese tono que debe bascular del lado de la esperanza.