7 de junio: Día Internacional de la Seguridad Alimentaria

Un repaso por las ‘cifras del hambre’ más actualizadasdan cuenta de la magnitud del problema. Según un informe elaborado por Naciones Unidas en 2022, «ya son 828 millones de personas las que no pueden alimentarse dignamente. «Si esta cifra sigue aumentando, las personas que sufrirán hambre en 2030 podrían alcanzar los 1.000 millones», alerta María José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se produce lo suficiente para alimentar a casi el doble de la población mundial actual. Pero, a pesar de ello, sigue habiendo una ingente multitud de personas con hambre. Esta situación está vulnerando el Derecho a la Alimentación de todas las personas, según el cual todo hombre, mujer, niño o niña deben poder disponer de alimentos suficientes, asequibles y saludables. 

«Cuando no hay seguridad alimentaria, matiza Hernando, se está vulnerando el derecho humano a la alimentación. Pero también cuando no hay soberanía alimentaria, es decir, cuando las personas y las comunidades no pueden decidir qué cultivar, qué comprar o qué comer, por imposiciones del mercado o por la falta de recursos como tierra, agua o semillas autóctonas».

El gran escándalo del desperdicio alimentario

Mientras que las cifras del hambre siguen subiendo, cada día se pierden o desperdician toneladas y toneladas de alimentos. En España, por poner un ejemplo, cada año se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos.

«La pérdida y el desperdicio alimentario sigue siendo uno de los factores más escandalosos con el que nos encontramos cuando trabajamos por el derecho a la alimentación de todas las personas». Gordillo alerta, además, de que «el desperdicio de alimentos deja una gran huella ambiental que deteriora más nuestro planeta: la producción alimentaria masiva emplea 420 millones de hectáreas de tierra fértil; gasta la energía equivalente a 300 millones de barriles de petróleo; genera el 10 % de los gases de efecto invernadero; consume el 25 % del agua dulce disponible y contamina tierras y aguas por el uso excesivo de agroquímicos».

Para Manos Unidas es fundamental reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos para poder ir dando paso a unos sistemas agroalimentarios sostenibles que sean más eficientes en el uso de los recursos naturales, «Para eso, asevera Gordillo, promover una economía circular en la que nada se pierde, sino que puede transformarse y reutilizarse, y favorecer una mayor conciencia en el cuidado de la naturaleza y el uso responsable y sostenible de los alimentos, resulta urgente».

En el año 2022, Manos Unidas aprobó 110 proyectosde seguridad alimentaria y acceso a medios de vidadestinados a garantizar el derecho a la alimentación para poder hacer frente a las necesidades diarias de las personas apoyadas. En España, además, Manos Unidas realiza actividades de educación para el desarrollo que promueven la conciencia y la participación responsable de la sociedad en las iniciativas que permiten construir justicia y solidaridad.