“1096 días después, al fin la Vaquilla”, artículo de Nicolás López

1096 días, ni más ni menos… se dice pronto que vayan a pasar tres años justos desde que ese 8 de Julio de 2019 se bajase el telón de nuestras fiestas más queridas. Un telón que bajaba sin saber que, en unos meses, nos daríamos de bruces con una pandemia para la que ninguno estábamos concienciados, preparados ni nos imaginábamos que sucedería. Un acontecimiento que, sin duda, se estudiará en los libros de historia y que esperamos de verdad sirva para cambiar nuestra sociedad a mejor. Sin embargo, hemos sorteado juntos todos aquellos obstáculos que se nos han puesto por delante -derribo del icono de nuestra ciudad por incompetencia incluido- para llegar hasta este punto en el cual la vaquilla pasa de ser un anhelo a una realidad, ese punto en el cual decimos: “Vaquilleros, la Vaquilla es vuestra”. 

Y esos días, ciertamente, la ciudad es totalmente nuestra, las risas, los cantos y las charangas inundan las calles con color, música y baile. Mientras que las carpas con sus conciertos, orquestas y discomóviles llenan las noches de luces, fiesta y buen ambiente. La suma de todo esto son las fiestas que, año tras año, esperamos con emoción y que las peñas de Teruel trabajan y montan con tanto esmero, dando a todas las personas ya seamos de la ciudad o de fuera cientos de conciertos, música y fiesta, algo que en pocas ciudades se realiza y que es, en el fondo, un regalo a la ciudad. 

Pero los tiempos van cambiando cada vez más deprisa y también nuestra fiesta puede abordar asuntos con los que mejorar. Estos no solo ayudarán a cuidar nuestra ciudad, sino también a dar una imagen mucho mejor de la misma. Es cierto que se ha mejorado desde unos años hacia aquí la limpieza, pero es también momento de que nosotros y nosotras mismas, como turolenses, nos concienciemos de que generar menos residuos también está en nuestra mano junto a las peñas e instituciones. Un paso fundamental sería, a imagen de otras ciudades y festivales, tener vasos reutilizables en las peñas, con mil y una ideas originales que pueden ponerse en marcha. 

Vasos de cada peña que podamos guardar y coleccionar, porta vasos que podría proporcionar el propio ayuntamiento a la gente para concienciar, ceniceros portátiles, mayor cantidad de urinarios y de contenedores en las calles etc. Obviamente generar residuos cero en la calle es imposible, pero lo que sí es posible es que cada uno pongamos nuestro granito de arena y ayudemos a cambiar, poco a poco, qué imagen dar a nuestras amadas fiestas y ser ejemplo de que no todo vale durante unos días. 

Ahora toca disfrutar como debe ser, pero el día siguiente de que quiten el pañuelico, tocará empezar a diseñar cómo mejorar nuestra amada Vaquilla y pulir esos pequeños detalles que, aunque a simple vista pueden parecer pequeños, marcan una diferencia en la imagen que proyectamos, no solo hacia el exterior sino también a nosotros mismos. Más adelante será momento de analizar cómo poder conjugar la conciliación de quienes tienen que trabajar al día siguiente, como podemos mejorar durante esos días el ruido para las mascotas y los más pequeños y pequeñas, etc. En definitiva, detalles que mejorándolos entre todos y todas las turolenses, pueden hacer de nuestra pequeña ciudad un lugar con unas fiestas más envidiables de lo que ya son. 

Pero ahora, como ya hemos dicho antes, ¡Vaquilleros, vaquilleras, la Vaquilla es vuestra!