La Guerra Civil en Teruel, en el último número de la revista Turia

El número 133-134 de la revista cultural “Turia”, editada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, recoge un interesante artículo de investigación y divulgación histórica elaborado por Serafín Aldecoa sobre el estallido de la Guerra Civil en Teruel y los distintos acontecimientos que ocurrieron en la ciudad antes del comienzo de la Batalla de Teruel. Una etapa que, hasta ahora, había sido poco estudiada y sobre la que “Turia” aporta ahora información contrastada y rigurosa.

         La revista cultural TURIA vuelve a distribuirse en librerías tras las limitaciones impuestas por el estado de alarma. Así, durante este mes de mayo se da a conocer este nuevo e interesante número que iba a ser presentado a finales de marzo. En el sumario, que sólo había podido llegar a los suscriptores de la publicación y que desde ahora está accesible al público en general, se otorga un gran protagonismo a los temas y autores vinculados a Aragón.

            El nuevo “Turia” publica un amplio artículo en el que se analiza la trayectoria intelectual del escritor hispanouruguayo Fernando Aínsa, radicado en Aragón desde 1999 y fallecido el pasado año. Con este texto, elaborado por Manuel Martínez Forega, la revista rinde homenaje a quien fuera uno de sus colaboradores habituales tanto en el ámbito del ensayo como de la crítica literaria, destacando su papel como coordinador del excelente monográfico que sobre Juan Carlos Onetti editó “Turia” con motivo de cumplirse el centenario del nacimiento del gran escritor latinoamericano.

            Un tercer contenido vinculado a Teruel es el que protagonizan Antonio Martín Costea y Juan José Barragán, autores del artículo “Tres sucesos inéditos sobre Espartero. Para una nueva visión de las guerras carlistas en Aragón”.

            Estos tres trabajos forman parte del total de 31 autores aragoneses o radicados  en el territorio que participan en cada una de las diez secciones de la revista con sus relatos, fragmentos de novelas, poemas, artículos o críticas de libros. Entre esos textos originales, destaca el artículo del profesor de la Universidad de Zaragoza José-Carlos Mainer sobre Galdós (“Cien años después: sobre la fama póstuma de Galdós (1843-1920)”, el anticipo de la novela inédita de Patricia Esteban Erlés (“El vestido vacío”), un ensayo de Daniel Gascón sobre la mediocridad (“Bienvenidos los mediocres”), un relato original de Francisco López Serrano o los poemas inéditos de José Verón Gormaz, Almudena Vidorreta y Ana Muñoz.

            Además, el reconocido ilustrador oscense Antonio Santos es el encargado en esta ocasión de enriquecer gráficamente “Turia”.

Investigación clarificadora sobre la Guerra Civil

El historiador turolense Serafín Aldecoa publica en “Turia” un avance del que será su próximo libro: “De la sublevación a la Batalla de Teruel”. Se trata de una síntesis divulgativa que aporta más información sobre el estallido de la Guerra Civil en Teruel y los distintos episodios ocurridos hasta que se produce la trascendental Batalla de Teruel. Un espacio de tiempo que supuso tanto para las gentes que habitaban, tanto la ciudad como la provincia, vivir momentos dramáticos de represión, muerte y destrucción.

            “Turia” ofrece ahora a los lectores una crónica del año y medio que va desde el golpe de Estado de julio de 1936 hasta el 15 de diciembre de 1937, momento en que empieza la Batalla de Teruel. Según Serafín Aldecoa, “en este artículo se trata de echar luz sobre este periodo pues,  primeramente, se  analiza  el  desarrollo del golpe de Estado del 18 de julio contra la II República  en  Teruel, con especial atención a las tramas civil (comerciantes, industriales, etc.) y militar, encabezada por el artífice comandante Aguado, que participaron directamente en él con el apoyo posterior de la Iglesia turolense.

            Se habla también de los bombardeos sobre la ciudad desde el «iniciático» 23 de julio, que es cuando cae el primero, y especialmente el que destruye gran parte de la catedral, el 1 de octubre del mismo año, 1936. Estos bombardeos, que empiezan a producir destrucción, muertos y heridos, “empujan a los turolenses a ampliar las cuevas ya existentes y a construir sus refugios bajo tierra para protegerse y, como la amenaza de un ataque republicano se alargó en el tiempo, se construyó prácticamente una ciudad subterránea”.

            Además, el historiador turolense da noticia en su artículo de cómo se inició “la represión de militantes y autoridades del Frente Popular de la ciudad de Teruel (alcalde y concejales) y provinciales (presidente de la Diputación, Gobernador civil, diputado en Cortes…) tanto socialistas como de Izquierda Republicana, pero especialmente las de este último partido que fueron detenidas, encarceladas en el Seminario conciliar y posteriormente «sacadas» y ejecutadas”. Para Aldecoa, el testimonio del profesor y escritor republicano Ildefonso Manuel Gil, publicado en su libro Concierto al atardecer y que vivió en el Teruel de aquella época, es fundamental para conocer estos hechos violentos.

            Serafín Aldecoa explica en su texto cómo “la Falange experimenta un crecimiento exponencial y mediante la Sección Femenina, el Auxilio Social, el periódico Lucha y otros instrumentos intenta controlar todas las actividades de la ciudad. Los desfiles de los ‘flechas” (niños de 10 a 13 años), junto a los tradicionalistas (carlistas) y militares ocupan las calles principales del casco urbano exhibiendo su indumentaria y unos gestos paramilitares y filofascistas”.

            Respecto a lo ocurrido en las instituciones republicanas turolenses, Aldecoa cuenta cómo “el Ayuntamiento del Frente Popular es sustituido «manu militari» por Aguado que coloca a José Maícas, un republicano conservador y anticlerical que es «reconvertido» y va a tomar dentro de un consistorio de falangistas y miembros de Acción Popular, una serie de disposiciones como la eliminación de las fiestas cívicas, recuperación de la parafernalia religiosa anterior a la II República, cambios en el nombre de las calles…”

            En definitiva, son momentos en los que “la ciudad se militariza progresivamente y empiezan a llegar cientos de soldados que defienden los frentes próximos a Teruel y que inundan las calles de una ciudad aislada, en la que escasean los alimentos, se encarecen en demasía pese a las disposiciones de las autoridades, y empieza a notarse el hambre, especialmente en niños cuyos padres han fallecido o están en el frente”

Fernando Aínsa, intelectual comprometido

Bajo el título de “Fernando Aínsa: utopía, exilio y poesía”, Manuel Martínez Forega realiza un pormenorizado análisis de la labor intelectual del escritor hispanouruguayo. Una tarea ingente  y  cosmopolita,  plasmada  en  numerosas  obras  de  ensayo,  poesía  y  narrativa. 

            Siempre dijo Aínsa que le gustaba mirar al mundo de los márgenes y por eso su producción aúna los intereses más diversos. Obtuvo también una repercusión muy plural y apreciada en diversos países por cuanto fue traducida a nueve idiomas. No faltaron en su trayectoria los reconocimientos internacionales y, entre ellos, cabe recordar el último: su elección como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Poitiers en 2018.

            En las páginas de la revista “Turia”, la participación de Fernando Aínsa (Palma de Mallorca, 1937 – Zaragoza, 2019) fue muy frecuente desde su retorno a Aragón en 1999, con su residencia compartida entre el municipio turolense de Oliete y Zaragoza. Artículos, críticas y poemas suyos, así como análisis de sus libros, aparecerán en distintos números de la revista hasta poco antes de su muerte. Mención especial requiere su labor de coordinación del monográfico que “Turia” editó con motivo del centenario del nacimiento del célebre escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, Premio Cervantes en 1980, y que fue presentado en la Biblioteca Nacional de España. 

            Manuel Martínez-Forega asegura que “el exilio y las diversas fisonomías que éste construye en las personas según la posición que adopten frente a su condición de expatriados es asunto nuclear y regular de toda la obra de Fernando Aínsa: también en su obra narrativa”.

            “A alguien que ha residido en varios países, que como escritor políglota y nómada (el nomadismo será otra de las fascinaciones estéticas de Aínsa) ha transitado por las extensas geografías europeas, americanas y asiáticas, las fronteras territoriales e idiomáticas no le supusieron un obstáculo infranqueable. Tan es así que en su propia condición de exiliado no sólo penetró en el conflicto identitario compartido, sino que —como meta común al sentir del exiliado— atisbó y redactó críticamente la finalidad de recuperar lo propio a través de la revelación por medio de la historia de la penúltima y de la última literatura americana”, escribe Marínez-Forega.

            También considera que “otro de los desvelos estéticos de Fernando Aínsa fue sin duda el concepto de utopía, tanto en su sentido simbólico como en el etimológico, muy presente en su obra cuentística posterior a los 70”.

            Por último, Martínez-Forega da claves para interpretar la riqueza y diversidad de poesía de Fernando Aínsa. Una faceta a la que llegaría tarde, porque su primer libro de poemas lo publica con setenta años. En cualquier caso, también en este ámbito mostraría Aínsa “la riqueza poética de un optimismo realista y la fe de un corazón que siempre palpitó con naturalidad absoluta”. En definitiva, si como “anotaba Kierkergaard la vida se proyecta siempre en el futuro, pero es el pasado el que la impulsa, Fernando Aínsa permanecerá en la palabra dicha desde su memoria”.

            “Turia” es una revista cultural editada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación Provincial de Teruel. Cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento de Teruel y del Gobierno de Aragón. Actualmente cuenta con ediciones en papel (con una periodicidad cuatrimestral) y diariamente en formato digital (web y Facebook).

UN FRAGMENTO DE “DE LA SUBLEVACIÓN A LA BATALLA DE TERUEL”, DE SERAFÍN ALDECOA

El sumario del nuevo número de “Turia” contiene un interesante artículo de investigación y divulgación histórica sobre el comienzo de la Guerra Civil en Teruel. Elaborado por Serafín Aldecoa, ofrecemos a continuación el fragmento que da inicio a dicho texto:

“En el año y medio que va desde el golpe de Estado de julio de 1936 hasta el 15 de diciembre de 1937 que empieza la Batalla de Teruel (BdT), se producen en la ciudad de Teruel una serie de acontecimientos a los que hasta ahora no se les ha prestado atención. Autores de diversa ideología se han centrado casi exclusivamente en el periodo de algo más de dos meses que dura la BdT. Inician sus escritos con el comienzo de la Batalla y concluyen cuando las tropas franquistas ocupan la ciudad en febrero de 1938. Al resto, al periodo anterior en el que España está en armas y hay ya enfrentamientos bélicos en Teruel y alrededores apenas le dedican unas líneas.

Y es que la Guerra Civil (GC) en la capital no empezó con el ataque republicano, sino que hay que retrotraerse hasta el 18 de julio y semanas sucesivas que es cuando se inicia la represión (detenciones y ejecuciones) contra los defensores de la legalidad republicana y cuando comienzan los primeros bombardeos sobre la ciudad. Se puede hablar, empleando un eufemismo, de un “conflicto armado suave”, pero los turolenses sienten ya lo que es la guerra, padecen el pánico de los bombardeos, sufren la destrucción de viviendas, empiezan a contarse los muertos y heridos… En nuestro caso podríamos incluso explayarnos en las llamada Batalla de Corbalán (diciembre de 1936) que afectó directamente a la capital pues los disparos de artillería llegaron hasta el centro urbano, pero sería un trabajo demasiado extenso para poder incluirlo en el presente artículo.

El golpe contra la República en Teruel. Las tramas civil y militar

La sublevación militar del 18 de julio en Teruel desconcertó especialmente a las autoridades civiles pero no tanto a las militares, sobre todo al comandante Virgilio Aguado que según declaraciones de la Causa General, estaba al tanto de los movimientos golpistas en España y Teruel, además de estar predispuesto a participar en ellos como así hizo, controlando y consolidando su poder en la ciudad y en parte de la provincia

Al día siguiente, el general Cabanellas  declaró el Estado de Guerra en la V Capitanía General de la que dependía Teruel. Esta orden fue secundada con cierta tibieza por el coronel García Brisolara, por lo que fue el comandante Aguado quien asumió el protagonismo de la sublevación. Junto a él otros militares involucrados en el golpe fueron dos capitanes, cinco tenientes y un sargento, además de los jefes de los Guardias de Asalto y Guardia Civil”.