La grave enfermedad de la política actual: Artículo de opinión de Ana Belén Hernández Sánchez: Politóloga, Gestora Publica y Jurista Secretaria Interventora de Administracion Local

Pretendo con el presente que  reflexionemos sobre la necesidad de pensar en política,  política en pura y real esencia, en política en su mas amplio significado y vocación y con ello me estoy refiriendo a que  pensemos en política en términos de la obtención de satisfactorios niveles de justicia y bienestar social, en politica como proceso de tomar decisiones que se aplican a todos los miembros de una comunidad humana,  en  política  como un arte de gestionar sociedades libres con  ciudadanos libres y en una convivencia colectiva donde el objetivo no es otro que lograr la mayor igualdad, justicia y bienestar común,

 Pero cabe destacar que lo relevante en nuestra sociedad dadas no solo por  las profundas desigualdades socioeconómicas al interior de los países y entre los estados que componen lo que se conoce como el sistema internacional o mundo globalizado, sino también porque desde principios de los noventa se ha venido instalando un “tipo de votante” que ya no obedece a los clásicos patrones ideológicos, propios de la Guerra Fría. Un supuesto votante más “autónomo e independiente” que más bien piensa en su bienestar personal. Lo que no tiene nada de extraño en una realidad económica y sociocultural de gran expansión y despliegue del individuo como referente y espacio subjetivo de realización.

Desde hace ya un tiempo, el sentido de la política se ha desvirtuado y el  elector  no siente la unión entre el bienestar social y el personal,  es decir,  no entiende que sea posible mejorar sus condiciones de vida, mediante la política, sino  como resultado de “su esfuerzo personal” y del “consumo”,  no asumido como instrumento, sino como un fin en si mismo. En definitiva, un elector que carece de  expectativas e ilusiones frente a la política ,y, actualmente razón no le falta, pues hemos llegado a un punto en el que la política es percibida como un arte expatriado de su propia naturaleza, de su propio sentido y esencia, un arte hoy en día incapaz de generar reformas estructurales, cambios o políticas de desarrollo.

Pero:….¿como hemos evolucionado hasta este punto?¿ Como hemos dejado vacío a este arte tan hegemonioso como valioso que es la Política?

Pues bien, si analizásemos el paradigma o idiosincrasia de la evolución ocasionada por  el ciudadano –votante de hoy en día, podremos afirmar que es el resultado de una sociedad altamente compleja en la cual los individuos están cada vez menos sensibilizados con la sociedad y realidad en la que se desenvuelve,  cada vez  se es menos solidario, menos justo, más egoísta….  en definitiva;  menos sociabilizado, lo que  desencadena que cada ciudadano evalúa y mide cada política publica con un medidor hecho a la medida personal de cada uno en particular, es decir, en relación a cómo le  va a afectar personalmente y no en términos del beneficio ciudadano o público de más extenso resultado.

 En este punto seria decisivo prescindir de nuestras coordenadas socioeconómicas y culturales pues  tal y como diría <<Rowls>> para construir una sociedad justa por medio de instituciones que contengan y neutralicen las diferencias propias de la “fortuna o el azar de la naturaleza”

 Estamos asistiendo desde hace algún tiempo a una  política que no convence, que no estimula a crear ciudadanos autocríticos, deliberantes, éticos y justos sino que su único u último objetivo es el de poder ocupar un puesto cuanto más alto y remunerado mejor, en el engranaje burocrático, financiero y si puede ser en el ámbito político contemporáneo y a mayor aspiración si cabe: poder vivir de ello. Actuando así, hemos logrado conformar  una sociedad  donde los verdaderos valores humanos, éticos y personales se han esfumado para dar paso a  valores puramente mercantilistas, desprovistos de contenido justiciero, de propuestas cívicas colegiadas,  inspirados en la igualdad, fraternidad y justicia social y parte de todo ello se lo debemos de agradecerá también a los medios de INCOMUNICACION. Gracias¡¡

 No podemos  ser impasibles ante estos hechos , no debemos y es desde aquí, desde estas mis letras me gustaría lanzar un grito alentador , desafiante si cabe, sobre todo a las nuevas generaciones, a los jóvenes,  jóvenes políticos y politólogos- que tanto necesitamos en estos tiempos de ellos- y todos aquellos críticos de su mundo; necesitamos poner en conocimiento de toda la sociedad el método que pueda reconvertir esta sociedad existente y en decadencia , decadencia en valores, principios, en decadencia integral en definitiva. Pueses nuestro  deber y obligación situar a la política, -pero en una política autentica, de verdad y no como últimamente estamos acostumbrados a vislumbrar- y volver a entusiasmar a las mayorías de la sociedad de tal forma que podamos conformar un lugar mejor donde habitar, más justo, donde la diversidad vaya de la mano de la fraternidad y en el cual respetemos nuestra historia sin renunciar a ella , eso si neutralizándola y aprendiendo de ella.

Caminemos todos juntos de la mano, una mano repleta de diversidad  de justicia bienestar e igualdad¡¡